Sexto libro de la serie Highlands. Novela ambientada en las Highlands occidentales en 1348. En este libro la autora nos trae como protagonista a la hija menor de Duncan MacKenzie, el Venado Negro de Kintail (El demonio de Escocia).

Lady Gelis MacKenzie era la soñadora de la familia. No deseaba lujos, sólo una vida llena de amor y pasión. Estaba harta de que su padre ahuyente a cada pretendiente que acudía a su puerta. Desoyendo los consejos de su hermana Arabella, decide seguir las indicaciones de Devorgilla y contemplar el rostro de su futuro amor en un tazón de agua expuesto a la luz de la luna. Debido a la intromisión de su hermana, deberá abandonar el castillo en dirección al lago Duich en donde tendrá lugar un descubriendo inesperado. Ella es una Taibhsear, igual que su madre Linnet, poseyendo el don de la clarividencia (Taibhsearachd).

En Eilean Creag, Duncan MacKenzie no podía estar de peor humor. La última propuesta de matrimonio para Gelis provenía de alguien a quien no podía rechazar. Al mismo tiempo, era para él el peor candidato de todos. Perteneciente a un clan maldito el heredero de los MacRuari vivía en el castillo de Dare, dentro aún de su territorio, pero casi escondido del resto de los clanes.

Ronan MacRuari, heredero del clan, no puede evitar horrorizarse ante los planes de su abuelo. Enterradas ya dos esposa, a la primera de las cuales había amado con locura, no desea ni novia ni esposa. Sólo tiene un plan en mente: peregrinar a Santiago de Compostela para intentar alejar la maldición de los MacRuari. Intentando un matrimonio de esponsales de un año y un día, pretende alejar a la joven Gelis de su lado, pero ella no está dispuesta a regresar con su padre. Está segura de que Ronan es su verdadero amor, y sólo ella puede alejar de sus ojos y su corazón el dolor y la tristeza que albergan. Con el valor y la fortaleza de los MacKenzie demostrará a su nuevo clan que no hay nada que la pueda impedir liberar al Cuervo y devolver el esplendor al castillo de Dare.

Me ha gustado la nueva novela de Sue Ellen Welfonder. Sigue un poco la misma temática que las anteriores y es igual de descriptiva en cuanto a las tierras de su amada Escocia, igual que en novelas anteriores. Sin embargo, en este caso, hay una temática un poco más sobrenatural. Introduce su historia como si de una leyenda se tratara. Un druida ansioso de aumentar su poder, unos Guardianes deseosos de recuperar la Piedra del Cuervo, un hombre anciano escondido en las sombras de Dare, capaz de cambiar su fisionomía a voluntad para que otros vean lo que él quiere mostrar... Llega un momento que no sabes si el hombre es sólo eso, un anciano decrépito, o un ser inmortal. Hasta un toro poseído hay en la novela. También hay escenas graciosas, como un novio preocupado que corre ligero de ropa por el castillo... bastante excitado por cierto, cuando presiente a Gelis amenazada. En conclusión, me lo he pasado muy bien con la lectura de esta novela. Gelis es una joven soñadora, alegre y luchadora. Ronan cree que le persigue el mal de ojo, que es responsable de la muerte de sus esposas, y sólo desea salvar a Gelis de algo nefasto. Entre los secundarios tenemos a Devorgilla, dedicada en cuerpo y alma en unir a los dos jóvenes y a oponerse a los Guardianes. Tampoco hay que olvidar a Duncan, igual de protector que siempre, y Sir Marmaduke empeñado en apaciguarle, o enfurecerle, según el momento. Y flotando entre todos la imagen de Maldred el Funesto, cuya verdadera presencia en la trama no se sabe si es benévola o malévola hasta el final.

La puntúo con un 4/5.