Detalle de la opinión
3.8 2 0.5Grata sorpresa esta
Valoración
4.0
Siendo sincera, he de decir que es complicado que una novela de Regencia histórica sorprenda o sea original y novedosa. Sin embargo, esta lo consigue. Y con creces, además. Y por ello, más siendo la primera novela de la autora, he de darle la enhorabuena porque a mí, personalmente me ha gustado mucho.
Y también, si bien es cierto que está muy bien tirar de Los Bridgerton como tirón publicitario y punto comparativo, la realidad es que todos los amantes del género como yo, observarán muchas más referencias e inspiraciones con las obras de Jane Austen que con las de Julia Quinn.
Partiendo de la base del propio lugar donde sucede todo como es Bath. Ciudad inglesa que por cierto, no era santo de la devoción de la autora porque la consideraba como un lugar de pavoneo y exhibicionismo y por tanto, donde los cotilleos y las críticas estaban a la orden del día. Amén de que las posibilidades de que sucedieran escándalos eran mucho mayores que incluso en plena temporada social londinense. Un tema y un aspecto que se desarrolla muy bien en todas las páginas de la novela.
Es una novela que tiene una alta carga femenina y feminista - dentro de las posibilidades de la época, entiéndase - aspecto que me ha gustado muchísimo. Y especialmente, los vínculos y los apoyos que se crean entre las mujeres con cierta relevancia en el argumento. Confirmando así que la diferencia enriquece y que la sororidad es otra manera de retroalimentación y sobre todo, de apertura de miras y mentes con respecto a otras realidades que nos rodean.
Unas mujeres que no quieren seguir los cánones y los límites que les impone la sociedad y que por ello, son consideradas diferentes y/o especiales. Mensaje de crítica incluido con toda la intención del mundo por parte de la autora para hacer ver que, desgraciadamente, en ese sentido, las cosas no parecen haber cambiado mucho.
Y junto a ello, el segundo mensaje de crítica acerca de lo anquilosados que aún seguimos para según qué temas vuelve a apreciarse cuando una mujer decide ser más liberal y vivir su sexualidad como un hombre. En esos caso, las críticas son mucho más brutales para con nosotras y por supuesto, cualquier error que podamos cometer al respecto de ese aspecto de nuestras vidas, a nosotras no será mucho más difícil - por no decir, nunca - perdonado.
Ese aspecto sirve de canal también para introducir la otra cara de la moneda. Y es en este caso, el personaje de Lady Alice, tía de Isabella, quien mejor lo encarna. Hay mucha ausencia de sororidad entre nosotras y por eso, somos las propias mujeres las peores enemigas de nosotras mismas. Un error ya que, es una verdad universalmente reconocida que, desde siempre, hemos tenido las cosas mucho más difíciles que los hombres. Sin importar época o status social.
Sin embargo, es una novela muy realista a la hora de describir la encrucijada vital a la que Isabella, la protagonista, se ve sometida. Porque, en muchos casos, una cosa es lo que queramos ser y otra bastante diferente son las circunstancias y el tiempo en el que nos toca vivir. Ambos aspectos... nos fuerzan" de alguna manera a seguir la corriente y a ocultar nuestro verdadero yo.
Y esa misma situación se repite con otro personaje que me ha gustado mucho como es el de Rebecca, una mujer emprendedora que, por el mero hecho de ser independiente económicamente hablando ya es considera un bicho raro, sufre ostracismo y sobre todo, cuando empiezan a haber rumores de que algo está sucediendo fuera del ámbito de la legalidad en la región... ya podéis imaginar quién es la primera y más evidente sospechosa.
Por eso, me ha gustado muchísimo el apoyo entre Betty, Rebeca e Isabella. Su amistad es tan fuerte que, prefieren sacrificar su propia felicidad para que las tres puedan vivir lo más tranquilas y libres posible dentro de sus circunstancia. Maravilloso. Ojalá haya más libros y estas dos pedazo de personajes femeninos tengan también la posibilidad de ser felices.
Es también por supuesto una novela romántica donde este sentimiento - desde el punto de vista romántico entiéndase - está muy presente y de modo muy realista. ¿Por qué? Porque indica que el amor, si bien fuerte y poderoso, no todo lo puede. De ahí que, las circunstancias que nos rodean en numerosos casos tengan un peso fundamental y mucho más mayor que este sentimiento.
Rebecca es, de nuevo, el personaje que mejor refleja estas circunstancias.
Pero también recuerda que, lo que hoy parece normal. Es más, es lo habitual, no lo era tanto en aquella época. Por eso, la capacidad de amar y sobre todo, los matrimonios por amor, no eran lo habitual. Al contrario, solían ser considerado como un privilegio. Era tal la mentalidad empresarial de la sociedad - y las mujeres un estorbo del que deshacerse - que se le consideraba una mersa transacción comercial y una cuerdo beneficioso entre familias donde ambas partes deberían buscar el máximo beneficio económico. El amor mejor dejarlo aparte - aunque a veces aparecía, eso sí. Es más, hubo matrimonios tremendamente felices y enamorados - o acotarlo para las amantes.
Toda esta descripción describe perfectamente a Alexander, el protagonista masculino de la novela. Y además, lo usa como canal de la deriva de las circunstancias históricas que va a sufrir Inglaterra en los años posteriores. Un Imperio Británico que continuaba siendo una potencia mundial y referente, pero que, pocos años después sufrirá la pérdida e independencia de las 13 colonias de América... con la consecuente crisis económica.
Una América cuya economía tenía como uno de los pilares la esclavitud negra y ese es un aspecto que se denuncia y que me ha encantado encontrar en las páginas de esta novela. Sobre todo porque, si bien es cierto que la población de color no era ni siquiera considerada como seres humanos. Y como tal, no importaban nada. Pero también, lo menciona porque, en realidad - y es un dato bastante desconocido - hacia 1805, esta había sido abolida en mayor o menor grado en Estados Unidos.
Y por eso, había población de color bastante rica y también, guerrera y luchadora para que todos sus compatriotas fueran tan libres y gozaran de los mismos derechos que ellos.
Junto a ello, esa pérdida lo que va a provocar va a ser el surgimiento y alzamiento de una nueva clase social como es la burguesía infeliz porque está a mitad de camino entre el pueblo llano y la aristocracia, sin que sea plenamente aceptada o bienvenida en ninguna de ellas. Por supuesto, ellos siempre miraban hacia arriban y, al ser necesarios por su dinero, pero rechazados por su origen, lo que les generaba era un amor-odio difícil de gestionar. Muy bien representado , como digo.
Junto a ello, incide mucho en la importancia que tienen los primeros amores de los protagonistas en sus vidas. Tanto es así que desconfían, reniegan del sentimiento, cometen un tremendo error al agrupar a todos en el mismo saco y sobre todo, les da pánico y pavor el aceptarlo. Pero el amor es riesgo y por tanto, se ha de ser valiente. Amén de que, si bien respeto, no se le debe tener miedo y mucho menos asociarlo como un síntoma de debilidad porque es justo lo contrario, solo los más valientes se atreven a aceptarlo con toda su potencia, convirtiéndose así en personas mucho más fuertes y mejores versiones de sí mismos.
Además de que, al aceptarlo, se ejerce la comunicación de manera efectiva y por tanto, se aclaran los malentendidos y problemas que, de otro modo, se producen en el seno de las relaciones y pueden llegar a dinamitarla. Una historia de amor llena de salseo que me ha encantado y que ha sido una gozada leer. Sobre todo en el caso de él cuando admite la rendición y la obviedad de los hechos: sus sentimientos y el flechazo inmediato que siente por Isabella, quien es mucho más de lo que parece a simple vista.
Eso sí, el final me pareció precipitado comparado con todo lo que sucede en la novela y por tanto, desluce un poco la relación. Más en el momento cumbre. Sin embargo, se extrae un último y muy importante mensaje que debemos aplicar a nuestras vidas: quien bien te quiere lo hará libre y respetará todos y cada uno de los aspectos de tu personalidad. De ahí que, aunque pueda parecer que Alexander no es la persona más romántica del mundo en lo que al uso de las palabras se refiere, la verdad es que ese último gesto final para con su amada, demuestra que tampoco deben desmerecerse las manifestaciones de amor mediante gestos.
Os recomiendo esta novela tanto si sois amantes del género, como aquellos que decidan aventurarse por primera vez en él.
Y también, si bien es cierto que está muy bien tirar de Los Bridgerton como tirón publicitario y punto comparativo, la realidad es que todos los amantes del género como yo, observarán muchas más referencias e inspiraciones con las obras de Jane Austen que con las de Julia Quinn.
Partiendo de la base del propio lugar donde sucede todo como es Bath. Ciudad inglesa que por cierto, no era santo de la devoción de la autora porque la consideraba como un lugar de pavoneo y exhibicionismo y por tanto, donde los cotilleos y las críticas estaban a la orden del día. Amén de que las posibilidades de que sucedieran escándalos eran mucho mayores que incluso en plena temporada social londinense. Un tema y un aspecto que se desarrolla muy bien en todas las páginas de la novela.
Es una novela que tiene una alta carga femenina y feminista - dentro de las posibilidades de la época, entiéndase - aspecto que me ha gustado muchísimo. Y especialmente, los vínculos y los apoyos que se crean entre las mujeres con cierta relevancia en el argumento. Confirmando así que la diferencia enriquece y que la sororidad es otra manera de retroalimentación y sobre todo, de apertura de miras y mentes con respecto a otras realidades que nos rodean.
Unas mujeres que no quieren seguir los cánones y los límites que les impone la sociedad y que por ello, son consideradas diferentes y/o especiales. Mensaje de crítica incluido con toda la intención del mundo por parte de la autora para hacer ver que, desgraciadamente, en ese sentido, las cosas no parecen haber cambiado mucho.
Y junto a ello, el segundo mensaje de crítica acerca de lo anquilosados que aún seguimos para según qué temas vuelve a apreciarse cuando una mujer decide ser más liberal y vivir su sexualidad como un hombre. En esos caso, las críticas son mucho más brutales para con nosotras y por supuesto, cualquier error que podamos cometer al respecto de ese aspecto de nuestras vidas, a nosotras no será mucho más difícil - por no decir, nunca - perdonado.
Ese aspecto sirve de canal también para introducir la otra cara de la moneda. Y es en este caso, el personaje de Lady Alice, tía de Isabella, quien mejor lo encarna. Hay mucha ausencia de sororidad entre nosotras y por eso, somos las propias mujeres las peores enemigas de nosotras mismas. Un error ya que, es una verdad universalmente reconocida que, desde siempre, hemos tenido las cosas mucho más difíciles que los hombres. Sin importar época o status social.
Sin embargo, es una novela muy realista a la hora de describir la encrucijada vital a la que Isabella, la protagonista, se ve sometida. Porque, en muchos casos, una cosa es lo que queramos ser y otra bastante diferente son las circunstancias y el tiempo en el que nos toca vivir. Ambos aspectos... nos fuerzan" de alguna manera a seguir la corriente y a ocultar nuestro verdadero yo.
Y esa misma situación se repite con otro personaje que me ha gustado mucho como es el de Rebecca, una mujer emprendedora que, por el mero hecho de ser independiente económicamente hablando ya es considera un bicho raro, sufre ostracismo y sobre todo, cuando empiezan a haber rumores de que algo está sucediendo fuera del ámbito de la legalidad en la región... ya podéis imaginar quién es la primera y más evidente sospechosa.
Por eso, me ha gustado muchísimo el apoyo entre Betty, Rebeca e Isabella. Su amistad es tan fuerte que, prefieren sacrificar su propia felicidad para que las tres puedan vivir lo más tranquilas y libres posible dentro de sus circunstancia. Maravilloso. Ojalá haya más libros y estas dos pedazo de personajes femeninos tengan también la posibilidad de ser felices.
Es también por supuesto una novela romántica donde este sentimiento - desde el punto de vista romántico entiéndase - está muy presente y de modo muy realista. ¿Por qué? Porque indica que el amor, si bien fuerte y poderoso, no todo lo puede. De ahí que, las circunstancias que nos rodean en numerosos casos tengan un peso fundamental y mucho más mayor que este sentimiento.
Rebecca es, de nuevo, el personaje que mejor refleja estas circunstancias.
Pero también recuerda que, lo que hoy parece normal. Es más, es lo habitual, no lo era tanto en aquella época. Por eso, la capacidad de amar y sobre todo, los matrimonios por amor, no eran lo habitual. Al contrario, solían ser considerado como un privilegio. Era tal la mentalidad empresarial de la sociedad - y las mujeres un estorbo del que deshacerse - que se le consideraba una mersa transacción comercial y una cuerdo beneficioso entre familias donde ambas partes deberían buscar el máximo beneficio económico. El amor mejor dejarlo aparte - aunque a veces aparecía, eso sí. Es más, hubo matrimonios tremendamente felices y enamorados - o acotarlo para las amantes.
Toda esta descripción describe perfectamente a Alexander, el protagonista masculino de la novela. Y además, lo usa como canal de la deriva de las circunstancias históricas que va a sufrir Inglaterra en los años posteriores. Un Imperio Británico que continuaba siendo una potencia mundial y referente, pero que, pocos años después sufrirá la pérdida e independencia de las 13 colonias de América... con la consecuente crisis económica.
Una América cuya economía tenía como uno de los pilares la esclavitud negra y ese es un aspecto que se denuncia y que me ha encantado encontrar en las páginas de esta novela. Sobre todo porque, si bien es cierto que la población de color no era ni siquiera considerada como seres humanos. Y como tal, no importaban nada. Pero también, lo menciona porque, en realidad - y es un dato bastante desconocido - hacia 1805, esta había sido abolida en mayor o menor grado en Estados Unidos.
Y por eso, había población de color bastante rica y también, guerrera y luchadora para que todos sus compatriotas fueran tan libres y gozaran de los mismos derechos que ellos.
Junto a ello, esa pérdida lo que va a provocar va a ser el surgimiento y alzamiento de una nueva clase social como es la burguesía infeliz porque está a mitad de camino entre el pueblo llano y la aristocracia, sin que sea plenamente aceptada o bienvenida en ninguna de ellas. Por supuesto, ellos siempre miraban hacia arriban y, al ser necesarios por su dinero, pero rechazados por su origen, lo que les generaba era un amor-odio difícil de gestionar. Muy bien representado , como digo.
Junto a ello, incide mucho en la importancia que tienen los primeros amores de los protagonistas en sus vidas. Tanto es así que desconfían, reniegan del sentimiento, cometen un tremendo error al agrupar a todos en el mismo saco y sobre todo, les da pánico y pavor el aceptarlo. Pero el amor es riesgo y por tanto, se ha de ser valiente. Amén de que, si bien respeto, no se le debe tener miedo y mucho menos asociarlo como un síntoma de debilidad porque es justo lo contrario, solo los más valientes se atreven a aceptarlo con toda su potencia, convirtiéndose así en personas mucho más fuertes y mejores versiones de sí mismos.
Además de que, al aceptarlo, se ejerce la comunicación de manera efectiva y por tanto, se aclaran los malentendidos y problemas que, de otro modo, se producen en el seno de las relaciones y pueden llegar a dinamitarla. Una historia de amor llena de salseo que me ha encantado y que ha sido una gozada leer. Sobre todo en el caso de él cuando admite la rendición y la obviedad de los hechos: sus sentimientos y el flechazo inmediato que siente por Isabella, quien es mucho más de lo que parece a simple vista.
Eso sí, el final me pareció precipitado comparado con todo lo que sucede en la novela y por tanto, desluce un poco la relación. Más en el momento cumbre. Sin embargo, se extrae un último y muy importante mensaje que debemos aplicar a nuestras vidas: quien bien te quiere lo hará libre y respetará todos y cada uno de los aspectos de tu personalidad. De ahí que, aunque pueda parecer que Alexander no es la persona más romántica del mundo en lo que al uso de las palabras se refiere, la verdad es que ese último gesto final para con su amada, demuestra que tampoco deben desmerecerse las manifestaciones de amor mediante gestos.
Os recomiendo esta novela tanto si sois amantes del género, como aquellos que decidan aventurarse por primera vez en él.