Hay veces que me gusta adentrarme en terrenos conocidos y disfrutar con la simpleza de sus argumentos, es lo que me ha pasado con este libro.

Está bien, la historia es bonita y se desarrolla sin sobresaltos, pero es que yo pienso que sus protagonistas y los hechos se ajustan mucho al perfil existente en aquella época, de modo que no caben ingredientes artificiosos salvo los propios y típicos que identifican la novela romántica histórica.

Pues sí, protagonista empobrecida, resignada y dócil caída en desgracia, protagonista masculino inflexible, desconfiado, marcado por una infancia a base de valores rígidos, carente de afecto y con algún secretillo de por medio. No faltan los secundarios que adornan esta historia y que supongo que deberán tener sus historias personales en otros libros de esta serie. (Me ha picado la curiosidad...)
La ambientación, bien, entre estancias, jardines, carruajes, calesas, bailes de salón... me he sentido como en casa, jejeje.

La breve historia de Julia y Ty me ha gustado mucho pero al pertenecer a dos mundos tan opuestos me hubiese gustado algo más de desarrollo. En fin, aún así se lee bien.
Ambas historias de amor se caracterizan por la diferencia de clases sociales y la forma de superar esa barrera que los distancian.

Desde luego yo situaría a Stephen como el rey de los tuertos en el país de los ciegos, un protagonista acostumbrado a ordena y mando con muchos errores por corregir, además de un ser que ni come ni deja comer para desesperación del lect@r. Alexandra es la ternura personificada y se merece una canonización, pero me parecen comprensibles ciertas actitudes porque me parecen las privativas en una dama de ese periodo, aconsejo que se sobrelleve a esta protagonista desde este punto de vista porque de lo contrario también puede resultar exasperante.
Como cabe de esperar, un final redondo para no variar donde todo se arregla en cuatro páginas.

Yo es que me lo he pasado muy bien, sinceramente, hay veces que prefiero encontrarme con este tipo de protagonistas y de tramas en histórica donde no hay nada metido con calzador y todo sucede en su justa medida.

Una historia coherente.

Brenda Joyce es de esas autoras que tan pronto me encandilan con una novela como me dejan en un estado de hastío literario. En sus obras, más que la trama en sí, es la construcción de los protagonistas lo que inclina la balanza hacia un lado o hacia el otro. Porque aunque el patronaje pueda parecer en un primer momento el mismo (hombres duros y vengativos y mujeres fuertes rayando en la santidad), el resultado puede oscilar del perfecto traje de etiqueta al que solo sirve para el carnaval.

La sinopsis de Una atracción imposible es lo suficientemente completa como para que sea innecesario añadir más, so pena de terminar por desvelar toda la trama. Además, como he comentado antes, esta autora se la juega con los personajes, con lo que mejor será centrarnos en ellos.

Los protagonistas:

Alexandra Bolton
Es una dama de la cabeza a los pies. Un desecho de virtudes: abnegación, belleza, educación, etc , que sufre la injusticia del mundo una y otra vez con encomiable entereza.

El duque de Clarewood
Un "Dr Jenkins y Mr Hyde" de la cabeza a los pies. Un hombre inteligente, rico, guapo y apasionado que tan pronto se nos presenta como un amante extremadamente generoso y solícito como el mayor intransigente, cabezón y cegato de este mundo.

Los secundarios:

Un padre al que la protagonista ama e intenta respetar que es un borracho, egoísta, sectario y manipulador. Unas hermanas inteligentes dulces y cariñosas. Un pretendiente poco atractivo físicamente pero gentil; el atractivo y honorable amor del pasado que regresa, la amante despechada mala, mala, mala. La madre del protagonista a la que se le concede una segunda oportunidad en el amor, y por supuesto la aparición de los protagonistas de otras de sus novelas.

El abanico es amplio y variado y enriquece verdaderamente la novela. De hecho la trama amorosa secundaria, aunque sencilla, tiene su encanto.

Esta novela está ideada para las que disfrutan con esas historias en las que la protagonista pasa las de Caín. Es la típica obra en la que devoras las páginas deseando ver la caída del todopoderoso- el duque es de los duros y pertinaces a lo Santo Tomás y sabe alimentar en buena forma nuestra sed de venganza-.

Me ha resultado una lectura amena, con una buena porción de escenas y tópicos propios de las novelas de Regencia pero de las que siempre nos gusta disfrutar. El peso del pasado tiene una importancia vital en toda la obra y a la postre es su razón de ser. Y aunque, como la inmensa mayoría de las obras entra dentro del "se puede mejorar", es una buena lectura para pasar una tarde de lo más entretenida.

Resumiendo:
Si sois de las que os regocijáis con los protagonistas fuertes e intolerantes, que quedan atrapados por la dulzura y honestidad de una mujer, Una atracción imposible puede que sea la novela que estás esperando. En mi caso fue un acierto, pero es que, por suerte o por desgracia, me pierden los cafres novelescos.