Tercera entrega de los hermanos Westfield, tres hermanos que pertenecen a una larga estirpe de licántropos que todas las noches de luna llena se convierten en los temidos y legendarios lobos. Tengo que decir que con esta serie no empecé nada bien, el primer libro no pude ni terminarlo pero a pesar de eso probé suerte con el segundo, que me gustó mucho, por lo que no dudé en leerme el tercer libro de la serie aunque el personaje de Will no me caía nada bien , pero mejora mucho en su propio libro, por suerte para mi, y si bien son libros que no pasarán a la historia, son una lectura ligera y amena que no viene cargado de escenas sexuales como suelen pasar en casi todas las novelas últimamente y que además se centra más en la relación de amor que en el hecho de que los protagonistas sean hombres lobos.

En este libro nos encontramos con William, el mediano de los hermanos y el único soltero. La historia de Will se va pincelando en los anteriores libros dándonos a conocer un poco por donde va la tensión que existe entre él y Lady Prisca Hawthorne.

La fama de mujeriego de Will es ampliamente conocida en la alta sociedad, pero detrás de ese desenfreno de juergas y mujeres, está el ansía desesperada de Will por olvidar en la medida de lo posible a Prisca. Se conocen desde pequeños y prácticamente vive enamorado de ella desde entonces, siempre la ha deseado y la ha querido por eso cuatro años atrás pretendían fugarse a Escocia para casarse cuando lady Prisca sólo contaba con quince años de edad, pero una falsa acusación sobre Will hacen que Prisca piense que la ha traicionado y por lo tanto, lo abandona. Desde entonces los dos tienen una relación de amor odio donde cada vez que se ven saltan chispas y acusaciones, y la reputación más que merecida , de mujeriego que se labra Will en esos cuatro años no hacen más que empeorar las cosas.

Will sigue amándola, y sabe que siempre lo hará, se conforma con buscarla las noches de luna llena cuando es un lobo y mantenerse alejado y suspirando por ella el resto del tiempo, pero estas Navidades algo cambia para Will, sus hermanos ya tienen a sus parejas y él sufre cada vez más cuando ve a Prisca y escucha su odio y su resentimiento cada vez que están cerca, pero lo que colma el vaso es que aparece un nuevo licántropo en escena, un conde del que nadie de la sociedad licántropa tenía constancia de que fuera uno de los suyos y que va detrás de Prisca sin ningún disimulo, es ahí cuando Will dice basta y avanza con toda la artillería para conquistar a Prisca de una vez por todas.

Prisca sigue enamorada de Will por supuesto, lleva toda la vida queriéndolo y siempre lo hará, pero al mismo tiempo lo detesta por creer que la engañó y por todas las mujeres que han pasado por su cama en los cuatro años que pasan desde la fallida huida. Cada vez que lo ve intenta atacarlo de todas las maneras posibles pero en soledad deja salir el dolor que siente y padece por él. Lo único que ilusiona a Prisca son las noches en las que su misterioso lobo se le acerca porque siente una conexión especial con la criatura, es una chica conocida por su genio, por rechazar todas las propuestas matrimoniales y por su testarudez . Rodeada de cinco hermanos que a parte de pesados están empeñados en casarla, Prisca no sólo se ve atacada por las maquinaciones de Will sino por las de sus propios hermanos, y aunque aparece un nuevo pretendiente en el horizonte , Prisca apenas le presta atención porque sigue suspirando por Will, sin embargo el conde es insistente , y peligroso.

Prisca se resistirá como puede a los encantos de Will, esforzándose en no caer atrapada del hechizo que la envuelve cada vez que Will la toca e intenta seducirla. Sigue pensando que es un mujeriego que no la quiere y no se atreve a confiar en él. Por su parte, Will intentará que Prisca sea suya y que vuelva a mirarlo como años atrás, conquistarla y tener una vida al lado de la única mujer que ha amado nunca y que amansa a la bestia que vive en él, pero no es sólo el nuevo licántropo y la desconfianza de Prisca lo que amenaza la felicidad de la pareja sino el hecho de que Prisca no sepa nada los hombres lobo.

Una lectura ligera y sin pretensiones, entretenida y fácil de leer que te hacen disfrutar de una bonita historia con hombres lobos, amores de toda la vida y familiares pesados que siempre se meten donde nadie los llama. La tercera entrega de la serie me ha gustado como el segundo, son libros muy simples pero amenos, lo único malo, el precio.

Bueno.